domingo, 8 de octubre de 2017

Pensando América desde Salamanca

Una vista de Salamanca

El pasado 5 de octubre tuve ocasión de volver a esa ciudad dorada y sugerente, Salamanca, disfrutar un rato de su armónica Plaza Mayor y de sus calles centenarias pero no por eso anticuadas.
Esta vez la oportunidad era, como la propia ciudad, sugerente: la posibilidad de hablar en el Instituto Superior de Pensamiento Iberoamericano sobre un tema de mi elección.
Decir “Salamanca” es decir muchas cosas juntas, en esa bonita palabra de sonidos abiertos y musicales. Es decir “Lazarillo de Tormes” y “el Jardín de Melibea”, es decir la “Casa de las Conchas” y “La Casa Lis”, es decir “Fray Luis de León” pero también la “Escuela de Salamanca” o “Miguel de Unamuno”. Es, como no, decir también “viandas de Salamanca”, como los sabrosos embutidos o los pasteles de carne (hornazo) de los que ya hay noticia en los autores varias veces seculares. Es decir la fachada de su espléndida Universidad pero no menos sus dos catedrales. Es sobre todo, recordar la cantidad de licenciados y enormes figuras que han pasado por sus calles y por sus Universidades, como Cristóbal Colón, Antonio de Nebrija, Fernando de Rojas, Francisco de Vitoria o Cervantes, quien dedicó unos versos en El licenciado -cómo no, hablando de Salamanca- Vidriera-, hablando de lo bien que se vivía allí. El próximo año se cumplirá la friolera de 800 años desde que empezó esta aventura intelectual, pues no en vano, la de Salamanca es la universidad española más antigua en activo (la primera, históricamente hablando, fue la de Palencia), también la más antigua de Hispanoamérica y la tercera de Europa, desde aquel 1218, cuando Alfonso IX de León instituyó el Studium Generale y años más tarde Alfonso X el Sabio le concedió la Real Cédula, convirtiéndola así en la primera institución europea en obtener el título de Universidad.


El escudo de la Universidad Pontificia de Salamanca


Unas horas intensas pasadas en esta ciudad de enorme solera pero bien viva, ejerciendo lo que se propone ese Instituto: el pensamiento.
El tema elegido fue “Breve galería iberoamericana: sobre aquellos que civilizaron”, un asunto sobre el que merece la pena detenerse. Un resumen del mismo puede encontrarse en la noticia publicada en Salamanca24horas.com, con fecha del día 6 de octubre, que da idea de cómo una ciudad como esta es el entorno ideal para ejercer un pensamiento riguroso y una reivindicación del papel civilizador de España en América, como se muestra estudiando a fondo la obra del profundo historiador español Ramón Menéndez Pidal, en particular su documentada obra Fray Bartolomé de Las Casas. Su doble personalidad. En ella muestra como la Breve destrucción de las Indias, un libro de título incendiario (es decir: “los españoles destruyeron las Indias”) es una obra de escaso valor documental e histórico, y estaba más bien movida por una profunda manía enquistada en la mente de su autor: “español malo- indio bueno”. Pidal analiza pormenorizadamente no sólo cómo este libro triunfó por toda Europa por razones políticas y un visceral anti-españolismo, sino cómo esa idea algo maniática y simplista no podía reflejar la inmensa realidad que significó la presencia española en América y su acción durante varios siglos.
Este análisis de Pidal nos sirve para sustituir paulatinamente la imagen mental que puede surgir en nuestra cabeza o que se asocia automáticamente a la expresión “presencia española en América” (la del conquistador con su bombarda) por la más real de los retratos de personas capaces que fueron poblando América de Universidades, hospitales, ciudades y plazas mayores, bibliotecas.
De modo que esa imagen mental debería ser completada con la de figuras de enorme altura humana e intelectual -mucho más que la de Las Casas- como las de Juan de Zumárraga, quien introdujo la imprenta en América o los mulos de carga (con la notable ventaja de que los indígenas ya no tuvieron que hacer esos trabajos inferiores); Vasco de Quiroga, quien fundó hospitales y también quiso que los indígenas aprendiesen a ejercer un trabajo remunerado;  Domingo de Betanzos, quien se esforzó enormemente para hablar y comprender las lenguas indígenas; Melchor de Covarrubias y Cervantes, un hombre de negocios, también alcalde de Puebla, quien donó su fortuna personal para fines educativos; o Juan de Palafox y Mendoza, obispo de la ciudad de Puebla y virrey, quien desplegó en esta ciudad -hoy día merecido Patrimonio de la Humanidad- una actividad asombrosa en varios sentidos. En el ámbito cultural, fundó la primera biblioteca pública de América, redactó las constituciones de la Universidad e introdujo la imprenta en Puebla, además de utilizarla bastante. Esa biblioteca, denominada “palafoxiana” por su apellido navarro, es hoy un extraordinario compendio de 45.000 volúmenes sobre gran variedad de temas y ha sido declarada por su importancia en el patrimonio cultural de América como “Memoria del mundo” desde el año 2005.
De manera que esa “breve galería iberoamericana” es un pequeño muestrario de los españoles capaces y generosos (la donación de Palafox y Mendoza fue su biblioteca personal), con enorme altura humana, que dejaron su huella, su espléndida huella en América. Una huella de la que la América hispánica sigue viviendo hoy día y sobre todo, podrá seguir proyectándose en el futuro de manera creativa si toma posesión -como nosotros, españoles- de todo ello plenamente.

Por Nieves Gómez Álvarez




Una vista de la Biblioteca Palafoxiana, en Puebla, México


Para saber más:

Sobre el libro de Ramón Menéndez Pidal (referencia de la Real Academia de Historia): http://publicaciones.rah.es/product_info.php?products_id=750&osCsid=2b21586a97636b2e2c7c2de5d2ac23b5

Programa de actividades del Instituto Superior de Pensamiento Iberoamericano para el curso 2017-2018: https://www.upsa.es/jornadas/vii-simposio-ipi/index.php


Sobre el próximo VIII Centenario de la Universidad de Salamanca: http://centenario.usal.es/un-recorrido-de-800-anos/

sábado, 29 de julio de 2017

Todo esto somos (o Huntington, el entusiasta)

Archer M. Huntington, por Joaquín Sorolla


Los pueblos prerromanos y sus cerámicas vistosas y adornos refinados; la Hispania romana, representada en piezas extraídas de Itálica (Sevilla) y de otros focos; el arte visigodo; las fabulosas arquetas y pequeños muebles realizados en Córdoba y luego reutilizados y reinterpretados en territorios de los reinos cristianos; los documentos de la Universidad de Mareantes de Sevilla, los mapas donde se ve cómo fue el progresivo descubrimiento de América, las cerámicas poblanas y telas de América del Sur; la representación vivaz y colorista de un acto religioso en Lima (Perú), los tres excepcionales Velázquez y los Goyas; los manuscritos de Carlos V, Isabel II a Felipe II o la deslumbrante colección de aldabas; la colección de retratos de las grandes personalidades de las ciencias, las letras y las artes, como Sorolla, Azorín, Juan Ramón Jiménez, Unamuno, Pérez Galdós, Pérez de Ayala, Torres Quevedo; los cuadros oníricos de interesantes pintores como Zuloaga, Anglada Camarasa o Isidre Nonell… Todo esto somos. Todo esto junto.

La colección, única en el mundo, recogida por ese entusiasta de Archer Milton Huntington, se muestra actualmente en el Museo del Prado de Madrid, hasta el próximo 10 de septiembre, aprovechando las obras que se acometen en la sede de la Hispanic Society en el Upper Manhattan, de Nueva York.
Una muestra que sin duda merece la pena ver (incluso varias veces) para recoger en un vistazo milenios de historia hispánica y retenerla en todo su espesor. Huntington se enamoró de la cultura española e hispánica cuando era un muchacho y había viajado a Europa desde sus Estados Unidos natales. Un libro despertó su interés y su curiosidad y, tras 10 años de lecturas y de intenso estudio, viajó directamente a la Península Ibérica, comenzando una relación que podríamos entender como un profundo idilio, por las profundas consecuencias que produjo: la mejor colección de la cultura hispánica fuera de España. Para Huntington, desde que tenía 30 años, su proyecto de crear una institución así en los Estados Unidos se unió con una profunda visión de futuro y con una combinación inteligente: la estima del pasado pero también la valoración de la España contemporánea, como muestra la segunda parte de la exposición, toda ella dedicada a la España del siglo XX.

Cuando Huntington empezó a mostrar en Nueva York su interés por España, le dijeron: “Pero, ¿qué interés puede tener una cultura muerta?”. Eran los años cercanos al 98 y a la caída de la conciencia nacional dentro de España, así como a cierto desprestigio de España en Estados Unidos. Pero él se dedicó a mostrar que eso de la “cultura muerta” no era más que un tópico perezoso y una visión un tanto automática de realidades humanas, que como tales,  requieren de un análisis poco apresurado y con cierta perspectiva. Quizá por ver a España con un poco de distancia fue capaz de verla en toda su amplitud, incluida su relación con América, pues él pensaba que la historia de España desde el XV no se podía entender sin América, ni la de esta sin España.  

Retrato de niña, de Diego de Velázquez



En los años siguientes fue atesorando 18.000 obras de arte, 250.000 manuscritos, 250 incunables, además de recopilar fotografías y de auspiciar dos exposiciones de Joaquín Sorolla en Nueva York, que modificaron (para mejor) la imagen sobre España.
Por si fuera poco, estaba pendiente directamente de la adquisición de cada pieza y quiso adquirirlas fuera de España (en Inglaterra, en Alemania), para evitar despojar a esta de sus propios tesoros artísticos y culturales. Empeño que continuó incluso en horas europeas difíciles, como las coincidentes con la guerra mundial.
Hay sin duda algo de fascinante en este idilio de Huntington con la cultura hispánica, pues muestra que con algo de generosidad y apertura hacia la realidad se pueden ofrecer, como decía Ortega y Gasset, “maneras nuevas de ver las cosas”.
El espectador podrá comprobar por sí mismo que Huntington, el entusiasta, cumplió su palabra: “Quiero conocer a España tal como es y dejarla reflejada en un museo. Poco más puedo hacer. Si consigo escribir un poema con este museo será fácil de leer” (Sevilla, 1898).
“I wish to know Spain as Spain and so express her in a museum. It is about all I can do. If I can make a poem of a museum it will be easy to read”.
Un museo que es un poema. Y escrito en español.
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Para saber más:
Enlace del Museo del Prado a la información de la exposición:

Vídeo de la Hispanic Socierty de Nueva York para la exposición “Tesoros de la Hispanic Society of America” en el Museo del Prado.

Conferencia pronunciada en el Auditorio del Museo del Prado con ocasión de la misma: “Orígenes de Tesoros de la Hispanic Society of America. Visiones del mundo hispánico”, impartida por Mitchell A. Codding, profesor de la Hispanic Society of America.

lunes, 17 de abril de 2017

En la piel de Sócrates



La Universidad Internacional de la Rioja (UNIR) es uno de esos proyectos españoles paradójicos e insólitos que aparecen de vez en cuando: una Universidad online, con vocación de llevar la educación a todas partes gracias a las nuevas tecnologías y con la pretensión de tener un alto nivel de exigencia y de capacidad de mejora.
¿Esto funciona? Pues parece que sí, porque en sus pocos años de andadura, el alumnado pasa de 20.000 (con demanda creciente), repartidos por varios continentes y la reflexión sobre las enormes potencialidades educativas de la tecnología crece con ello. Logroño desborda de estudiantes y de doctores en cada graduación anual. Que se olvide cualquiera de organizar algún evento en la misma ciudad en fechas coincidentes con este acto académico, no va a poder competir con el revuelo de titulaciones y togas durante ese fin de semana…
Pero no todo es virtual en la UNIR, con ser esta posibilidad fascinante. Hay también otros proyectos asociados, y muy presenciales. Es el caso de la Escuela de Actores, en Arapiles 16, donde en esta primavera madrileña se está llevando a cabo el 2º Festival de Teatro no profesional, que lleva a las tablas obras interesantes y bien ejecutadas gracias a la Extensión cultural de la UNIR.





El domingo pasado tuve la ocasión de ver El veneno del teatro, una obra de Rodolf Sirera que bien se podría titular “Encerrona en palacio”: un actor profesional es invitado por un excéntrico marqués a tener una entrevista en su casa y al llegar, se encuentra con una situación de lo más paradójica. Corramos de momento el telón: no desvelemos más de la trama ascendente, pero sí diremos que, además del perpetuo tema teatral del ser/no ser y del quién es quién, en esta obra también se encuentran otras cuestiones, que tienen que ver con la reviviscencia de los grandes personajes en las obras literarias y de cómo apropiarse de ellos.
Si has visto alguna vez el Don Juan, de Zorrilla, y los personajes no se ajustan a lo que el temple de la obra requiere, o, por el contrario, has visto El coloquio de los perros, de Cervantes, y has descubierto con sorpresa que sí se responden a las expectativas y puntos de vista perrunos, entenderás la cuestión. No podemos llegar los espectadores al “dentro” del personaje si los actores no hacen el esfuerzo de entenderlo y de revivir sus circunstancias, si se conforman con hacer una “representación transgresora y moderna”. Hasta dónde pueden representar y dónde el espectador debe poner lo que falta, es otro asunto, pero lo que sí sigue siendo importante es mostrar convincentemente el temple vital desde el cual esos personajes están hablando y viviendo y desde la cual fue escrita la obra.
Es interesante tener en cuenta un aspecto más, que va más allá de la convincente puesta en escena (los muy contados actores llenan ellos solos el escenario) y es que en cierto momento se trata de encarnar a Sócrates, según la Apología de Sócrates escrita por Jenofonte. Con un punto de vista algo distinto al de Platón en el Fedón, el de Jenofonte presenta un Sócrates más trágico y ceremonioso, mientras que el de Platón sigue más bien ironizando y desconcertando hasta el último momento, como si la cosa no fuera con él.
Toda una agradable sorpresa socrática en las tablas madrileñas de esta primavera, hecha con la ilusión de los actores no profesionales. Ojalá la Escuela de Actores de la UNIR siga fomentando en sucesivas primaveras otras representaciones de calidad y realizadas con cierto esmero.

                                                                                  Por Nieves Gómez Álvarez


El 2º Festival de Teatro no profesional sigue durante todo el mes de abril. Se puede ver el programa en el siguiente enlace: http://www.unir.net/vive-unir/cultura/noticias/el-festival-de-teatro-sale-de-nuevo-a-escena-en-unir/549201728614/

Una referencia a esa obra de Jenofonte: http://www.paginasobrefilosofia.com/html/jenofonte/


Un tráiler de la obra, en otra representación de 2012 en los Teatros del Canal de Madrid: https://www.youtube.com/watch?v=HeYVZ7CJDrs

sábado, 18 de febrero de 2017

Las cosas bien hechas



Las cosas bien hechas



Todas las cuestiones humanas admiten grados: existe un mejor y peor en el hablar, un mejor y peor en el comportarse y un mejor y peor en el presentarse, convivir y divertirse.
Por eso es una grata sorpresa encontrarse con una manera de aprender en la que las cosas, hasta sus pequeños detalles, están, lo que se dice, bien hechas.
Dentro de las múltiples posibilidades de internet, se está generalizando cada vez más la posibilidad de aprender online, con cursos abiertos de diferentes universidades, que se adaptan a nuestro escaso tiempo y a nuestros posibles intereses intelectuales.
La enorme suerte que tenemos los hispanohablantes aún es algo que tenemos que ir descubriendo, porque podría resultar una maravillosa multiplicación de posibilidades humanas y de trayectorias mejores, si sabemos aprovecharlas.
En este caso, gracias a la plataforma de cursos online Coursera, es posible seguir el curso “Tesoros de la Física y sus descubridores”, de la Universidad de los Andes, realizado por el Prof. Dr. Emer. Bernardo Gómez Moreno, un físico con una sólida formación alemana, quien con un más que admirable esmero ha realizado un acercamiento progresivo de estas cuestiones para el gran público en 6 semanas. En él se tratan cuestiones como “Introducción a los tesoros y sus descubridores”, con especial atención a los filósofos presocráticos y a Aristóteles y Ptolomeo; la Revolución Científica, explicando cuáles son los descubrimientos progresivos de Nicolás Copérnico, Tycho Brahe, Johannes Kepler, Galileo Galilei e Isaac Newton; los conocimientos en la era de la Revolución industrial y la unificación de la electricidad, el magnetismo y la luz.
Un programa extenso (cada semana daría para demorarse tres o cuatro), pero adaptado al nivel académico requerido. Y no es solo la cuestión de los contenidos; lo llamativo de este curso es el cuidado en todo: en la realización de las presentaciones, de las pequeñas grabaciones y vídeos de “laboratorio”, reproduciendo los experimentos de algunos de los físicos notables, así como en el diseño de las actividades de apoyo y los materiales de lectura, para hacer comprensible la materia a cualquiera que quiera aprenderla. Por poner un ejemplo: en el caso de Galileo Galilei, el profesor nos enlaza a la primera edición del Sidereus Nuntius disponible en la Open Library, donde se pueden ver no solo los contenidos escritos por el profesor de matemáticas en Padua, sino también sus espléndidos dibujos de sus descubrimientos sobre los cuerpos celestes y la vía láctea. El profesor Gómez Moreno se ha cuidado, además, de enlazar estos descubrimientos con la vida diaria, como en el caso de las reflexiones físicas realizadas por los filósofos presocráticos en busca del arjé u origen de todo.
El primer foro del curso, donde cada uno explica, si quiere, sus intereses en este curso, muestran que son gentes de todo tipo y de varios países los que se acercan a este tipo de enseñanza por muy variadas razones.
Es muy interesante, para el público español que accede a este curso colombiano, la visión que se tiene desde América sobre el nacimiento y desarrollo de la Física en el contexto europeo. Las cuidadas presentaciones nos van situando en diferentes escenarios del continente, de nuestro continente, para hacernos entender los diferentes pasos en este saber que Aristóteles llamaba la Filosofía segunda (por contraste con la Metafísica, que era la Filosofía primera).
Una vez más, se demuestra experimentalmente que las realidades, para ser vistas con todo su valor, requieren de una cierta distancia y perspectiva…


En el siguiente vídeo, se puede ver un extracto de un curso realizado por el Prof. Dr. Emer. Gómez Moreno: Coloquio Uniandes: https://www.youtube.com/watch?v=4HdT91AyaiA
En el siguiente enlace, se puede ver uno de los vídeos de laboratorio, que se han incluido en el Curso “Tesoros de la Física y sus descubridores”: Laboratorio Movimiento en el plano inclinado (Recreación de los experimentos de Galileo Galilei): https://www.coursera.org/learn/tesoros-de-la-fisica/lecture/0Y69X/laboratorio-movimiento-en-el-plano-inclinado
En el siguiente enlace, está la información general del curso y la inscripción (es interesante saber que es un curso gratuito de divulgación, y además existe la posibilidad de pagar una cuota por el certificado, si se desea): https://www.coursera.org/learn/tesoros-de-la-fisica



lunes, 16 de enero de 2017

Genio y gusto intra y extraeuropeo

Con motivo del reciente aniversario del nacimiento de Carlos III en Madrid en 1716, son varias las instituciones que se están esforzando por mostrar cómo el rey ilustrado simboliza unas cuantas trayectorias españolas del mayor interés. 
Esta exposición que ahora propone la Real Academia de Bellas Artes en Madrid, "Carlos III y la difusión de la Antigüedad", es recomendable por varias razones.

La primera es el hecho de que esta Academia es ella misma testigo de esa época luminosa que fue el siglo XVIII español, pues tiene sus orígenes en 1744 y en la firma de Felipe V, respondiendo a la iniciativa del escultor italiano Domenico Olivieri y a la de Sebastián de la Quadra, marqués de Villarias, primer Secretario de Estado y del Despacho, aunque la Fundación como tal de la Academia sea posterior. La idea era que España contase con una Academia similar a las que ya había en Roma, París, Florencia y Flandes y en ella se formasen las nuevas vocaciones para el diseño, la pintura, la escultura y la arquitectura. Gracias a Carlos III se encuentra en la ubicación actual, el Palacio de Goyeneche, construido por Benito José de Churriguera, como recuerda la ilustrada inscripción, en latín en el original: «El rey Carlos III reunió Naturaleza y Arte bajo un mismo techo para pública utilidad en el año 1774». 

Cuando Carlos III llega al trono en España, en 1759, ya había sido durante años rey de Nápoles y Sicilia y promotor de las excavaciones en Pompeya, Herculano y Estabia, que sacaron a la luz testigos asombrosos de un sueño de siglos. Al llegar a Madrid, no quiso renunciar a esos intereses, que reflejan bien su personalidad y así, escribió a Bernardo Tanucci, Secretario de Estado del reino de las Dos Sicilias, desde el Palacio del Buen Retiro lo siguiente, que testimonia a las claras que era una afición irrenunciable




Pero aún hay más; con muy buen criterio, no quiso que los originales se moviesen del lugar donde se habían descubierto y pidió para él copias (vaciados en yeso) de esos descubrimientos, que pasaron a formar parte de su colección privada y, por tanto, al Palacio del Buen Retiro. Son toda la colección de esculturas que representan a dioses y hombres y que son testigos mudos de una admiración a lo perfecto y armonioso. 
Años después, en 1775, decidió donar esas copias de esculturas a la Real Academia de Bellas Artes, con la intención de que los futuros artistas las tomasen como modelo de sus dibujos y aprendiesen así los paradigmas del arte clásico, como efectivamente atestiguan algunos de los dibujos expuestos.
El siguiente dibujo, correspondiente al Mercurio de la Villa de los Papiros, tiene la peculiar característica de haber sido realizado por un jovencísimo alumno de 14 años, "natural de Toledo". Comprensible que ganase el primer premio...




Un gran acierto de esta exposición es el emparejamiento de los vaciados en yeso con las tablets donde se pueden ver en movimiento giratorio los originales conservados en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, donde se pueden ver detalles relevantes de las mismas, como el material o la decoración de los rostros, a veces con más detalles que los vaciados en yeso. Toda una melodía clásica y contemporánea, no solo por los formatos, sino también por las perspectivas para verlas. 

La última de las razones por las que es interesante visitar esta cuidadosa exposición es que además de hacernos viajar escultóricamente dentro de Europa (esas esculturas que contemplamos son las mismas que llegaron desde Nápoles a Madrid en 1765), nos recuerda un elemento inseparable de la historia española: el hecho de que además de ser una nación intraeuropea, tenemos la gran suerte de que sea también -junto con Inglaterra- extraeuropea, volcada más allá de sí misma y del propio continente. 
Pues Carlos III, que era el Rey de España, lo era también, por ello, de las Indias, como recuerda esta portada original de Le Antichità di Ercolano, la publicación que él mismo promovió, firmada por los mejores dibujantes y grabadores, para difundir esos descubrimientos recientes. 




Cuando en 1783 funda la Academia de San Carlos de México para fomentar las artes en Nueva España, envió copias de estos vaciados, así como dibujos, estampas y colecciones de lacres, de modo que a las silenciosas esculturas de siglos, redescubiertas a partir de 1738, les esperaba un viaje aún más sorprendente, un viaje que muchas de las esculturas representadas -pienso en el filósofo Demócrito o en el irónico Sócrates- hubieran considerado mítico e incluso aterrador, más allá de las fronteras que ellos mismos conocían. Así que allí fue el Mercurio de pies alados (aunque esta vez no volando), gracias a Carlos III, el exportador de cultura. 

Figura identificada con Sócrates, encontrada en Pompeya

La exposición, organizada conjuntamente por la Real Academia de San Fernando, del Museo Arqueológico de Nápoles y por la Facultad de Artes y Diseño de la Universidad Nacional Autónoma de México cuenta con pantallas que interconectan los tres espacios y dan idea de cómo el genio y gusto del mejor alcalde de Madrid atraviesan fronteras espaciales y temporales.




Para saber más sobre esta exposición
http://www.realacademiabellasartessanfernando.com/es/actividades/exposiciones/carlos-iii-y-la-difusion-de-la-antiguedad 

La propia Academia también ofrece una visita virtual a sus dependencias: 
http://www.realacademiabellasartessanfernando.com/es/visitas/visita-virtual

domingo, 1 de enero de 2017

Nuevo año, nuevas trayectorias

Es usual empezar un año nuevo con muchos (y utópicos) proyectos. Pero es mucho mejor empezarlos con ilusiones y trayectorias auténticas. Así que: ¡manos a la obra! en este recién estrenado 2017.
Este nuevo blog parte de un deseo de hace tiempo: expresar cómo, en contra de lo que solemos leer cien veces al día y escuchar otras tantas, España es un país interesante en muchos aspectos. 
Como todos, el nuestro tiene sus más y sus menos, pero para que sea más más que menos, lo que nos falta es lo que algo que he encontrado en las obras de Ortega y Gasset y Julián Marías: vertebrarla y comprenderla.



Ortega hace ver que el problema de invertebración parte del no conocerse y de la incomunicación de unos estratos de la sociedad con otros. Marías muestra en su España inteligible que somos un país, en contra de lo que se suele creer y repetir, profundamente comprensible, con un proyecto interesante y con una sociedad de una vitalidad admirable. Solo que hace falta profundizar en este conocimiento, articularlo y continuarlo.

¿Y qué tiene que ver la filosofía con esto? La filosofía, según muestra Ortega en sus Meditaciones del Quijote, es afán de comprensión y conexión general de todas las cosas entre sí y conmigo. La filosofía es, dirá Julián Marías, visión responsable, esa contemplación de la realidad que es capaz de dar razón y justificar aquello que ve.

Este blog estará entonces dedicado a continuar el sistema de las "salvaciones", propuesto por Ortega: dado un hecho, español o hispánico en este caso, llevarlo a la plenitud de su significado, hacer ver su valor sobre un conjunto. 


"Creo haber deshecho el mito de la España 'anormal', 'irracional' 'conflictiva', en suma, incomprensible. Basta con mirar las cosas sin omisiones para que se las pueda entender. La historia de España es perfectamente inteligible, tal vez en grado máximo, por la existencia de un proyecto histórico explícito que la ha ido creando y la ha sostenido. [...] Es menester usar la imaginación concreta para inventar en vista de las circunstancias actuales; mejor dicho, de las del próximo futuro, ya que una empresa histórica no puede hacerse si se tienen en cuenta solo los datos del presente, que ya no lo serán cuando se llegue a la realización. [...] En esto reside la mayor dificultad, porque nada cuesta más esfuerzo que la imaginación concreta, con un pie en la realidad y que no se queda en ella. Lo abstracto es siempre fácil, porque no tiene que contrastarse con las condiciones efectivas, es pura irresponsabilidad. El primer paso sería la posesión íntegra de aquello que nos constituye, porque es el repertorio de nuestros recursos para inventar y realizar. Mientras los hispanoamericanos no tengan por suyo todo lo que se ha hecho en España, todo lo que se ha imaginado, experimentado, inventado, creado, sin excluir los errores y fracasos; y mientras haya españoles que crean que pueden entender su país sin salir de Europa y no consideren igualmente suyo todo el contenido de la América hispanizada, incluyendo lo que fue objeto de hispanización, es decir, el sustrato previo a ella con sus supervivencias, no será posible echar a andar por el camino real de la historia. Sólo entonces será verdadera nuestra condición de hombres y mujeres hispánicos, solo entonces podremos iniciar un haz de trayectorias, cuya pluralidad será de inmenso valor si a la vez son coherentes. ¿Qué quiere decir esto? Sencillamente, se trata de una dilatación del horizonte de cada cual. [...] Si esto se hace, se irán creando por sí mismas las conexiones efectivas que irán haciendo tupida nuestra realidad  global. [...] Imagínense lo que serían los problemas si para su solución se contara con los recursos de toda índole de una comunidad de trescientos millones de personas, íntegramente transparente, en la cual todo es inmediatamente significativo, que se puede entender con un gesto.
Hay que preguntarse si existiría en el mundo actual una comunidad comparable, con un grado de vitalidad, una capacidad creadora, un marco de referencia de medio milenio de historia compartida, de memoria colectiva -si no estuviera dilapidada por el olvido-. Esta empresa [...] es la única posibilidad de que tengan porvenir; y, por supuesto, de que España siga siendo inteligible". 


Julián Marías, España inteligible. Razón histórica de las Españas. Alianza Editorial, Madrid 2005, 413-416. 


¿Por dónde empezamos? De momento, conociendo. Y para eso... una propuesta interesante es la del reciente programa de RTVE sobre las ciudades españolas que son Patrimonio de la Humanidad, titulado "Ciudades". Ahí va el enlace para la primera, que históricamente fue Ávila, la ciudad con el reciento amurallado mejor conservado. Las imágenes son 4K y están tomadas con drones. ¡Espectacular! Las dos siguientes son Santiago de Compostela y Segovia.